Dentro del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, una de las personas que a lo largo de los últimos años más ligada ha estado a la positiva evolución que ha vivido el sector porcino español ha sido Esperanza Orellana, actual directora de Desarrollo Rural y Política Forestal del MAPAMA.

Antes de recalar en este puesto, Orellana desempeñaba hasta la fecha el cargo de subdirectora General de Promoción Alimentaria en la Dirección General de la Industria Alimentaria del Ministerio. Anteriormente fue subdirectora general de Productos Ganaderos y Subdirectora de Mercados Exteriores y Producciones Porcina, Avícola y Otras. De ahí su gran relación con la cadena cárnica, desde el ámbito ganadero a la propia industria cárnica.

En esta entrevista hablamos con ella para ver cómo el sector porcino ayuda a vertebrar y fijar población en el medio rural además de explicar los orígenes de lo que hoy en día es INTERPORC.

¿Cómo surgió la idea de crear la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca?
Es algo que estaba encima de la mesa desde el momento en que el porcino comenzó su progresión exterior tan notable. Ya se hablaba tanto con responsables del ámbito ganadero como de la industria cárnica pero nunca se llegó a concretar.

Sin embargo, llegó el momento en que se dieron las circunstancias y personas importantes en el sector, como Antonio del Barrio, se empeñaron especialmente en que surgiera hablando con unos, con otros. A él le debemos mucho de la existencia de la Interprofesional y hoy en día es una herramienta necesaria absolutamente para darle al sector porcino español la proyección nacional e internacional que debe tener de acuerdo con sus dimensiones.

 

Un evento que se hizo y en el que ya se habló de la necesidad de una Interprofesional del Porcino de Capa Blanca fue Pronosporc, en el verano de 2004.
Es verdad. Allí se habló de esto y se incluyó voluntariamente en los debates de aquel encuentro. Se buscaba que el sector, como conclusión, viera la necesidad de la Interprofesional. Así es más fácil que acabe saliendo.

 

Desde la Dirección de Desarrollo Rural que ahora ostenta, ¿qué políticas se van a tratar de fomentar?
Este tema era hasta ahora un gran desconocido porque era una política territorial, de las comunidades autónomas, y se ha visto como algo fraccionado y no tan uniforme como las políticas del primer pilar de la PAC. Pese a esto, tiene una importancia grande y desde mi punto de vista hay aspectos clave para los próximos años. En primer lugar hay que afrontar el reto del despoblamiento, el envejecimiento y la masculinización del mundo rural. Es importante y hay que trabajar en serio.

Debemos enfocar esta situación no solo a base de ayudas para que lleguen los jóvenes al medio rural sino también haciendo de la actividad agraria y ganadera algo rentable, ofreciendo los servicios que cualquier joven, que cualquier mujer, necesita. Y hablo desde banda ancha para tener acceso a nuevas tecnologías, servicios, etc. La innovación también ayuda mucho a que la gente se incorpore.

También es importante que la actividad que se realiza, el valor de lo que se produce, esté bien remunerado, que el mercado retribuya correctamente a los productores.

Quizás en el caso del sector porcino esto es algo que no es tan evidente ya que no está tan envejecido como otros, hay más incorporación de jóvenes porque está tecnificado, resulta rentable y esto hace que sea un ejemplo de cómo puede ser un polo de atención para fijar población rural en el medio rural.

 

Por esto último, la producción porcina es muy relevante para fijar población en el medio rural.
Así es, pero no solo en el caso porcino. La actividad ganadera, como toda actividad ligada a la tierra, es un polo de fijación de población en el medio rural. Lo que pasa también es que cuanto más tecnificado está un sector, es más fácil que los jóvenes escojan este sector. Además, cuanto más rentable es y menos incertidumbres tiene, de cara al futuro, es más fácil que la gente apueste por ella a través de seguir el trabajo que realizan los padres o montar una explotación ganadera propia.

En otros sectores ganaderos quizás queda todavía esa fase de tecnificación y adaptación a las nuevas tecnologías que, en cambio, en el sector porcino ya lleva muchos años implantada. Yo lo utilizo siempre como ejemplo sobre cómo se puede hacer un sector atractivo y, además, sin ayudas.

 

¿Qué relevancia van a tener en el futuro los grupos operativos de cara al fomento de la innovación dentro del sector agroalimentario?
Primero de todo debemos decir que la innovación es una necesidad transversal en todo lo relacionado con el desarrollo rural. Esto ya se ha viso en eventos como la Conferencia de Cork y en otros encuentros. Desde el Ministerio hemos puesto en marcha un Programa Nacional de Desarrollo Rural que coexiste junto a los que han puesto en marcha las comunidades autónomas. Apostamos por la demanda de los sectores y una de ellas era la innovación. Para ello se ha implantado la Asociación Europea para la Innovación que busca ser un instrumento para acelerar la innovación en el medio rural.

Los grupos operativos deben ser capaces de trabajar recogiendo sinergias de diferentes actores del sector. Acaba de terminarse la primera convocatoria para la creación de los grupos operativos e inmediatamente lo que surgirá será la convocatoria para proyectos concretos. Tenemos cerca de 300 solicitudes de grupos operativos, algo que nos ha dejado sorprendidos por la buena acogida que ha tenido, y ahora hay que valorar esas solicitudes para lo cual contamos con la ayuda del CDTI.

El Programa Nacional de Desarrollo Rural prevé 47 millones de euros y otras comunidades autónomas también han hecho convocatorias para proyectos en sus territorios y llegaremos a 115 millones de euros. Tenemos previsto que se lleguen a crear 800 grupos operativos entre los nuestros y los de las diferentes comunidades autónomas.

En el caso de sectores, como es el porcino, que tienen una gran tradición de apuesta por la innovación, es una excelente oportunidad.

 

Otro tema también muy relevante en los últimos años están siendo las campañas de promoción para productos alimentarios que se vienen poniendo en marcha desde la Comisión Europea. ¿Qué significan estas campañas para los sectores ganaderos?
Creo que la promoción es algo muy importante y la UE lo ha visto claro al poner en marcha un sistema a nivel europeo e incluso una agencia para estos fines, la Chafea. Trasciende las fronteras ya que muchos de los programas tocan organizaciones de varios países, tanto en su desarrollo como en la propuesta de planes de promoción.

El enfoque de la Comisión ha sido ambicioso, por tanto, y la idea que subyace en todo esto es que la promoción es una forma más, y muy importante, de conseguir que el mercado sea el que retribuya a los productores por el trabajo que hacen. Siempre hablamos que las producciones deben estar orientadas al mercado, que los ganaderos deben ser capaces de responder a las señales del mercado, etc. Pero para orientarse hacia el mercado, es importante que te conozcan y, por tanto, la UE y los propios presupuestos de las administraciones públicas, incluyendo el Ministerio de Agricultura, han visto esta necesidad de apostar por la promoción.

En el caso del porcino español, yo creo que va a aprovechar estos planes muy bien y en el caso de la última convocatoria se seleccionó uno de los programas presentados por INTERPORC y ya está abierta la segunda convocatoria para la que estarán preparando otra solicitud.

 

¿Qué caracteriza al sector porcino español?
Podemos decir que comparte rasgos con el resto de sectores ganaderos pero también con los industriales, agrícolas. Tiene características propias y diferenciales, por tanto. Cuando yo llegué a este sector, venía del vacuno y el ovino y me sorprendió el dinamismo que siempre ha tenido el sector: siempre ha estado atento a las señales del mercado. Además hay que destacar también su capacidad para responder a las adversidades. No tenemos que olvidar las dificultades que se han atravesado con problemas sanitarios como la peste porcina clásica, la enfermedad de Aujezsky, entre otras. Siempre ha respondido muy activamente a todo lo que se le ha exigido.

Otro ejemplo cómo se adaptó a las nuevas normas de bienestar animal. Recuerdo reuniones con las organizaciones ganaderas de porcino y la adaptación a las nuevas normas se llevó a cabo de forma totalmente pacífica, sin ningún tipo de queja y se hizo de la necesidad virtud para utilizarlo como un hecho diferencial que le ayudara a mejorar su imagen.

De cara a retos futuros como las resistencias antimicrobianas, los aspectos medioambientales o el cambio climático que van a ser tan importantes en los próximos años, el sector es consciente de ellos y está preparado con herramientas para afrontarlos.

 

Por esto último que comenta, por su capacidad de adelantarse y adaptarse, el sector porcino y su Interprofesional, ¿es quizás un modelo a seguir por otros sectores?
Sí, es un modelo a seguir porque no caen en la autocomplacencia. Nunca dicen “ya hemos llegado a donde queremos y ahora a vivir”. Saben, por ejemplo, de la importancia de los mercados exteriores que han conquistado hace tiempo y en los que otros están empezando ahora, en los que siguen trabajando. También apuestan por la imagen que es tan importante como la realidad a la hora de vender fuera del país, etc. Cuando tú vendes fuera, no solo vendes calidad y sanidad, sino que también vendes una imagen de hacer bien las cosas. Los otros sectores están trabajando también en esto y se han encontrado con dificultades que el porcino no ha tenido.

Otro aspecto que diferencia al porcino de otros sectores ganaderos es la vertebración que debe mejorar en otros casos.