La carne de cerdo de capa blanca y sus derivados cárnicos son alimentos con gran calidad nutricional y un adecuado perfil lipídico, por lo que pueden ser recomendados en ciertas circunstancias fisiológicas como es el desarrollo de actividad física, o en patologías como la obesidad, la diabetes o la anemia ferropénica.

En el caso de los deportistas, la alimentación no sólo debe satisfacer las necesidades nutricionales básicas, sino que debe cubrir el gasto derivado del esfuerzo adicional. Éste aumenta las necesidades de algunos nutrientes además de las energéticas.

Entre las propiedades nutricionales de la carne de cerdo de capa blanca, cabe destacar un importante contenido en proteínas de alto valor biológico, necesarias para la conservación y desarrollo de la masa muscular, que además permiten el aporte de aminoácidos esenciales necesarios para un deportista. También aporta minerales como el fósforo y el zinc, que contribuyen al mantenimiento normal de los huesos y también potasio, que favorece el funcionamiento normal de los músculos.

La alimentación de las personas que llevan a cabo un gran nivel de actividad física debe llevar asociada una elevación en la ingesta de hidratos de carbono (60-70 % de las calorías totales de la dieta), siendo necesarias para su metabolismo vitaminas del grupo B (B1, B3, B6 y B12). En este sentido, la carne de cerdo contiene vitaminas como la B3, B6 y B12, especialmente interesantes en el deportista, ya que ayudan a disminuir el cansancio y la fatiga.

En cuanto al contenido en grasa, se considera que la carne de cerdo de capa blanca se ajusta al perfil lipídico recomendado en una dieta equilibrada, ya que una tercera parte de la grasa es saturada, siendo el resto principalmente grasa monoinsaturada. Factor muy importante ya que un menor consumo de grasas saturadas contribuye a mantener los niveles normales de colesterol sanguíneo.

Además, algunos de sus derivados como por ejemplo el jamón serrano, el lomo embuchado o el jamón cocido, son fuente de hierro, que contribuye a la formación normal de glóbulos rojos y al transporte normal de oxígeno en el cuerpo.

En definitiva, la carne de cerdo de capa blanca y sus derivados cárnicos, son alimentos con una elevada concentración de nutrientes, necesarios en todas las etapas de la vida y, en especial, en aquellas situaciones en las que ciertas necesidades están aumentadas, como en la práctica de ejercicio físico. Por ello, son ideales para incluir en la alimentación del deportista de 3 a 4 veces por semana en el contexto de una alimentación variada y equilibrada.