España cuenta con un sector porcino puntero no sólo en bienestar animal también en sanidad animal, alimentación animal y prevención y control integrados de la contaminación y el medio ambiente.

El bienestar animal en el sector porcino contempla tres aspectos importantes: los referentes al correcto funcionamiento del organismo (que los animales estén correctamente alimentados y sanos), el estado emocional del animal (ausencia de sensaciones negativas como estrés o miedo) y que sea capaz de expresar conductas normales relativas a su especie.

A día de hoy, todas las granjas de porcino en España cumplen con la normativa comunitaria aprobada en 2001 que determina las normas mínimas para la protección de cerdos para contribuir a la mejora y mantenimiento de la competitividad de las exportaciones ganaderas (Directiva 2001/88/CE, de 23 de octubre de 2001). De hecho, España fue uno de los primeros países en implementarla al cien por cien y el único en el que el número de granjas y, por tanto, de ganaderos ha ido en aumento.

El sector ha apostado rotundamente, como en ningún otro país, por cumplir y potenciar esta normativa sobre bienestar animal, tan estricta yendo más allá de las exigencias europeas.

De hecho, España cuenta además con otras normativas complementarias que otros países de nuestro entorno no acometen y que contemplan aspectos como: la imitación en el tamaño máximo de las explotaciones; distancias mínimas entre granjas; condiciones de alimentación, descanso y desarrollo pensadas específicamente para su bienestar, no sólo en las granjas, también en su transporte y en los mataderos, en el momento de su sacrificio; espacio mínimo obligatorio que deben disponer los cerdos; la superficie mínima de suelo libre; el diseño de los comederos para entre otras cosas minimizar daños entre animales; los tipos de suelos para que no sean resbaladizos ni causen daño ni sufrimiento.

Además se prohíben todos los procedimientos que provoquen lesiones o la pérdida de partes del cuerpo del animal.

De esta forma el bienestar de nuestro sector porcino repercute en todos los eslabones de la cadena desde la granja, transporte y sacrificio hasta la industria y comercialización lo que supone, en definitiva, que cuando consumamos carne de cerdo de capa blanca o sus derivados consumamos productos de máxima calidad, saludables, seguros y producidos con bajo impacto ambiental y atendiendo al bienestar de los animales.

Apostando por el bienestar animal nuestros ganaderos no sólo han mejorado las instalaciones de las granjas sino el trabajo y la percepción social.  Un esfuerzo que certifica que los productos españoles que llegan a cualquier consumidor del mundo son seguros y de calidad. Lo que ha motivado el crecimiento de un sector basado en la competitividad y en la calidad.

Y es que no sólo hablamos de un sector porcino que cumple con el bienestar animal de los animales sino que cuenta con un sistema de producción puntero también en sanidad animal, alimentación animal y prevención y control integrados de la contaminación y el medio ambiente.