En los últimos años, el porcino español se ha convertido en un sector clave para la economía de nuestro país, con una facturación superior a los 15.000 millones de euros, representa el 36,4% de la Producción Final Ganadera española y el 17,4% de la Producción Final Agraria, solo superado por frutas y hortalizas. Asimismo, supone el 1,4%del PIB nacional y el 14% del Producto Interior Bruto Industrial.

Por su parte, en el ámbito internacional, factura más de 5.000 millones de euros, que nos sitúan como el segundo exportador europeo y el tercero a nivel mundial y como uno de los grandes sectores exportadores de la economía española.

Pero si hay un dato significativo es el que refleja en la balanza comercial agroalimentaria, positiva en más de 4.500 millones de euros. Esos son fondos que vienen a España y revierten en nuestras empresas, ganaderos y trabajadores. Y lo hacen especialmente en las zonas rurales, que acogen en gran parte la actividad ganadera y empresarial del sector porcino español, convirtiéndose de esta forma en un motor de la economía y el empleo de miles de pueblos de toda la geografía española, en los que se concentran buena parte de los más de 300.000 empleos directos que genera el sector porcino español y los más de 1 millón de puestos de trabajo indirectos que penden de su actividad.

Estas exitosas cifras son el resultado de un modelo de negocio propio que es referente a nivel mundial, que se sostiene sobre varios pilares, como la especialización y profesionalización de los trabajadores en todos los eslabones de la cadena; la puesta en marcha de un modelo de producción sostenible; la calidad y seguridad alimentaria; y la visión global de las granjas y empresas del sector.

En cuanto a la especialización y profesionalización del porcino cabe destacar que es un sector en continua innovación en cada una de las partes de la cadena de valor, desde la granja a la distribución, pasando por el transporte o la industria, lo que hace preciso contar con unos profesionales implicados, especializados y experimentados.

En lo que respecta a la sostenibilidad, cabe reseñar que España fue el primer país que implementó el modelo de producción de la UE, el más exigente del mundo en el cuidado del medio ambiente y el bienestar animal. Hoy podemos afirmar, que no hay zona del mundo con mayores requisitos medioambientales ni donde los animales tengan, por normativa, más espacio, mejores condiciones higiénicas ni mayores comodidades. De esta forma el bienestar de nuestro sector repercute en todos los eslabones de la cadena desde la granja, transporte y sacrificio hasta la industria y comercialización.

Respecto al tercer pilar, la seguridad alimentaria, nuestro sistema de trazabilidad de la granja a la mesa es un ejemplo a nivel internacional, y asegura que cualquier producto cárnico que llega al consumidor lo hace con garantías sanitarias de primer orden.

A estos tres factores se le suma la visión global de nuestras granjas y empresas, que tienen claro que su mercado es el mundo, y producen desde el inicio del proceso pensando en cumplir los requisitos que demandan los países más exigentes y en adaptar los productos a los diferentes mercados de los más de 130 países en los que están presentes los productos del porcino español.

Este trabajo minucioso de todos y cada uno de los eslabones que componen el sector es el que ha llevado al porcino a ser cada vez más fuerte y más competitivo y a ocupar una posición importante tanto dentro como fuera de nuestras fronteras a la vez que consolida un modelo sostenible desde el punto de vista económico, social y medioambiental.