El porcino de capa blanca español se ha convertido en una de las industrias más pujantes de nuestro país y en un referente internacional de lo que se conoce como la ‘ganadería moderna’: profesionalizada, innovadora, respetuosa con la sensibilidad y necesidades de los animales y enfocada en la reducción del impacto ambiental y el cuidado del medio ambiente.

En el ámbito medioambiental, España aplica el modelo de producción europeo, que conlleva la legislación más exigente del mundo. Las granjas de porcino españolas están sometidas a unas exigentes condiciones que permiten minimizar la producción y reducir la carga contaminante, pero además los ganaderos españoles son muy conscientes de que deben aplicar una serie de técnicas encaminadas a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, y contribuir al ahorro de agua y energía en todos los procesos.

Los resultados de esa apuesta por un modelo sostenible son tangibles:

 

Reducción del consumo de agua

 

En los últimos años, gracias a la innovación y a la concienciación de los ganaderos de porcino, que trabajan bajo el binomio “reducir-reutilizar”, el sector ha conseguido disminuir un 30% el uso de agua por kilo de carne producido.

El agua total consumida al año por el sector porcino es de unos 54 hm3, lo que supone tan solo el 0,05% del total de agua disponible en España

 

Disminución de las emisiones GEI

 

En su apuesta por un modelo de producción sostenible basado, entre otros aspectos, en la prevención y control integrados de la contaminación, el sector porcino ha reducido de forma importante las emisiones de gases:

Los datos reflejan una reducción de emisiones de amoniaco por kilo de carne producido del 47% y un 54% las emisiones de metano procedentes de la gestión de estiércoles. En total, el peso del sector porcino sobre el conjunto de las emisiones nacionales de GEI es solo del 2%.

 

Exigente normativa para la protección de las aguas

 

La normativa comunitaria establece un nivel máximo de vertido de nitrógeno aplicado al suelo de 170 kilogramos por hectárea y año, para la protección de las aguas continentales de la contaminación producida por estos. Asimismo, por Ley se prohíbe toda actividad susceptible de provocar contaminación y, en particular, acumular residuos sólidos, escombros o sustancias, cualquiera que sea su naturaleza y el lugar en que se depositen, que constituyan o puedan constituir un peligro para la contaminación de las aguas o degradación de su entorno.

Los datos son el ejemplo más claro del firme compromiso del sector porcino de capa blanca español con el medio ambiente y ponen de relieve que el aumento de la producción no va ligado a una mayor contaminación, sino todo lo contrario: cuando se hacen las cosas bien, aumenta la eficiencia y es menor el impacto ambiental.

En definitiva, el sector porcino español tiene motivos para sentirse orgulloso de un modelo de producción que es referente a nivel mundial. Pero también debemos ser conscientes de que la sociedad cada día nos exige más, y como sector líder debemos anticiparnos y responder a los retos de futuro, entre los cuales factores como el cuidado del medio ambiente y del bienestar animal juegan un papel importante. Por ello tenemos que seguir avanzando y mejorando en estos y otros aspectos, para seguir siendo un referente a nivel nacional e internacional.

 

Control de purines

Desde enero de 2008 se endurece aún más la normativa sobre el control de purines prohibiendo su aplicación con sistemas de platos, abanico o cañones.En sustitución se utilizan otros sistemas que permiten localizar o enterrar el purín en el suelo, todo ello para contribuir a reducir las emisiones a la atmósfera. Asimismo, el excedente de purines puede ser tratado para su transformación en abono o energía eléctrica.