EL PAPEL DE LAS PROTEÍNAS

El consumo de carne por lo general es elevado en el mundo siendo España uno de los mayores consumidores con más de 90 kg por persona al año.

Dentro de las carnes, la carne de cerdo de capa blanca representa alrededor del 30% de la carne consumida y aunque es un alimento valorado, tiene varias connotaciones negativas que penalizan su consumo. Desde la Sociedad Española de Obesidad SEEDO, entendemos tienen relación con falsas creencias populares, producto principalmente del desconocimiento y de informaciones sesgadas que generan confusión.

La carne de cerdo de capa blanca ha evolucionado en los últimos años mejorando su valor nutritivo y su composición de forma que ofrece un 31% menos de grasa, un 10% menos de colesterol y un 14% menos de calorías que hace unos años. Dependiendo de la pieza, las carnes magras como lomo o el solomillo se igualan a la cantidad de grasa del pollo o el pescado, por tanto, es falso que se asocien a más enfermedad cardiovascular que otras carnes rojas ricas en grasa.

En segundo lugar, al igual que el resto de las carnes se ha asociado a un aumento en el riesgo de la aparición de ciertos cánceres. Hoy sabemos que la aparición de cáncer de colon se asocia a un patrón alimentario rico en carnes y bajo en fruta y verdura, y que, dentro de las carnes, este se asocia principalmente a un consumo excesivo, superior a 50gr día de carne procesada, unido a baja ingesta de vegetales.

Algunos estudios han investigado los riesgos de aparición de cáncer asociados a los diferentes tipos de carne roja, como la carne de res y cerdo, y con diferentes tipos de carnes procesadas, como el jamón y las salchichas. Sin embargo, no hay suficiente información para decir si los riesgos más altos o bajos del cáncer están relacionados con comer algún tipo de carne roja o de carne procesada en particular, además no todos distinguen entre procesado y sin procesar y no diferencian entre procesado tipo salchichas o bacon del jamón curado o cocido más próximo a nuestra alimentación.

Un tercer aspecto confuso es la asociación de carne de cerdo con la obesidad y su exclusión de las dietas de adelgazamiento. Este concepto es erróneo ya que las partes magras de la carne de cerdo como el lomo o el solomillo ofrecen un aporte calórico igual o mejor que otros productos cárnicos que si se recomiendan. Nos aportan por 100 gr < 150 kcal, con 30 gr /100 gr de proteínas de alto valor biológico y poca grasa menos de 5 gr de grasa/100gr predominante insaturada. Teniendo en cuenta que el patrón alimentario más saludable para perder peso es la Dieta Mediterránea Hipocalórica con baja carga glucémica que contenga un 40-45% de las calorías totales de hidratos de carbono complejos, que sea moderadamente hiperproteica 20-30% de proteínas de alto valor biológico, y con grasa insaturada de origen vegetal que puede llegar hasta un 30-35%. Es este contexto por tanto la recomendación de magra es de 3-4 raciones de carne magra a la semana.

Por último, la carne de cerdo es un alimento sostenible con una huella de carbono baja 4,8 kg de Co2, frente a los 27 kg del vacuno. Por tanto, entendemos que la carne de cerdo de capa blanca es un alimento altamente nutritivo que se puede tomar en todas las etapas de la vida con una composición nutricional de las piezas magras perfectamente apto para dietas de adelgazamiento y para a alimentación habitual siempre que se respeten los patrones de consumo.