NUEVOS PARADIGMAS EN ATENCIÓN PRIMARIA.

La situación actual en la Atención Primaria es compleja. La falta de planificación, desde hace años, por parte de las CC.AA. son la causa de situaciones de falta de médicos y sobrecarga en las consultas de los médicos de familia que pueden poner en riesgo la seguridad del paciente, todos los médicos en general debemos velar por ofrecer sanidad de calidad basada en evidencias científicas.

Actualmente hay mucha información a través de redes sociales, internet, modas, además de las llamadas “fake news” que pueden crear movimientos sociales, sin base científica, como por ejemplo los llamados antivacunas u otros grupos que siguen dietas con múltiples carencias que pueden resultar peligrosas para la salud.

No hay dietas milagro. La dieta debe ser variada. Hay que utilizar el sentido común. Hay quien abraza el vegetarianismo o el veganismo por múltiples ideales…. por salud, por moda, por conciencia hacia los animales o por el convencimiento de que, por naturaleza, estamos hechos para nutrirnos a expensas del mundo vegetal. Sabemos que una alimentación restrictiva crea deficiencias nutricionales que puede llevar a un retraso en el desarrollo.

La introducción de carne en la dieta de los primeros homínidos les permitió evolucionar y desarrollar habilidades determinantes para adaptarse al medio, entre ellas desarrollar e incrementar su cerebro y necesitar menos tiempo para triturar y masticar semillas o frutos. Somos seres omnívoros, desde tiempo inmemorial y estamos condicionados genética e epigenéticamente para tener una alimentación variada.

España es el segundo país de la OCDE con mayor esperanza de vida, después de Japón, y una de la base de nuestra longevidad está en nuestra alimentación. La dieta mediterránea está comprobada que alarga la vida y disminuye las enfermedades cardiovasculares.

Tradicionalmente las carnes se han clasificado en carnes blancas y carnes rojas. La diferenciación de una carne como blanca o roja, se asocia a su color, que depende de la forma química bajo la que se encuentre una proteína presente en todas las carnes denominada mioglobina. Nutricionalmente, el diferenciador fundamental entre las carnes es la cantidad y calidad de la grasa que contienen.

Según el contenido graso de la carne, al margen de ser roja o blanca, se diferencian dos tipos: carnes magras y carnes grasas. Las carnes magras son aquellas que tienen un contenido de bajo a moderado. Hoy en día sabemos con certeza que la carne de cerdo de capa blanca puede ser mucho más cardiosaludable que otras carnes magras, forma parte de la Dieta Mediterránea y puede consumirse de 2 a 4 raciones a la semana dentro del patrón de dieta variada y equilibrada, caracterizada por la inclusión de alimentos frescos de temporada, de origen local y poco procesados.

La carne de porcino contiene muchos nutrientes esenciales (proteínas, vitaminas y nutrientes necesarios) para el desarrollo de nuestro organismo y para un adecuado crecimiento infantojuvenil, de tal modo que los cortes magros del cerdo pueden empezar a introducirse en la alimentación de los niños a partir de los 6 meses de edad.

La medicina del futuro se sustenta en ser predictiva, personalizada, participativa y preventiva. La alimentación del futuro también deberá basarse en la individualización, pero en base a los patrones que nos aconseja la “Dieta Mediterránea” con contrastado beneficio cardiovascular.