La carne y los productos del cerdo de capa blanca en su conjunto fueron los únicos de todos los tipos de carne que experimentaron un ligero incremento en su consumo en los hogares españoles durante 2018.
El crecimiento fue del 0,14% en volumen y del 0,8% en valor, pero que es muy significativo en el contexto actual en el que el consumo de carne en general desciende paulatinamente.
El crecimiento en el consumo de porcino en general se debió principalmente al aumento en el consumo de elaborados, cerca de un 3%. Tanto en los elaborados curados (+3,2% en volumen y + 2,3% en valor) como en los cocidos (+1,8% en volumen y +0,4% en valor).
En lo que se refiere a los elaborados curados, que representan el 59% del volumen del consumo total de elaborados de porcino comercializados en España, caben destacar muy especialmente los incrementos de consumo en productos como el lomo embuchado; el chorizo; el tocino y la manteca; los jamones y paletas curados; o el fuet y las longanizas.
Por su parte, en casi todos los productos elaborados cocidos derivados del porcino se produjeron crecimientos de su consumo en 2018 respecto a 2017; principalmente en jamones y paletas cocidos; fiambres de porcino; salchichas de porcino; o patés de porcino.
En cuanto a los datos por comunidades autónomas seis representan el 70% del consumo de porcino, con Andalucía, Cataluña y Madrid a la cabeza. Le siguen la Comunidad Valenciana, Galicia y Castilla y León.
España cuenta con un consumo per cápita total de carne de 46,2 kilogramos al año, una cantidad que se encuentra dentro de los umbrales de consumo moderado recomendados por la comunidad médica y científica internacional. Se trata pues, de un consumo de carne saludable.
De la cantidad de carne consumida en España el sector porcino de capa blanca aporta el 43% del total de carnes que ingieren los consumidores españoles a lo largo del año y contribuye al sistema alimentario español con el 30,3% de toda la carne fresca y el 82,3% de toda la carne transformada puesta a su disposición.