El sector porcino español se ha convertido en uno de los referentes mundiales en bienestar animal gracias a un modelo de producción propio, que exige las condiciones más estrictas del mundo en la materia.
En los últimos años, los ganaderos de porcino no sólo han mejorado las instalaciones de las granjas sino todo el modelo de producción desde la granja a la mesa.
En cuanto a las instalaciones, se trata de uno de los factores de mayor importancia en el bienestar animal. Las granjas deben facilitar la expresión del comportamiento de cada animal y a su vez responder a las necesidades vitales de los mismos. En este sentido, la normativa española contempla una completa regulación que abarca: el tamaño de las explotaciones; el espacio y superficie mínimos obligatorios que deben disponer los cerdos; el diseño de los comederos para entre otras cosas minimizar daños entre animales; los tipos de suelos para que no sean resbaladizos ni causen daño ni sufrimiento; o las condiciones ambientales (niveles de ruido, temperatura o luz), entre otros.
Por otra parte, la normativa española limita el tamaño máximo de las explotaciones: somos el único país del mundo (en otros países de la UE sí es posible la existencia de explotaciones mayores) donde desde el año 2000 no se pueden construir granjas de gran tamaño. El límite está en 720 UGM, aunque una comunidad autónoma puede incrementarlo hasta un máximo de 864 UGM tras hacer un estudio individualizado del proyecto. Reducir el tamaño de las explotaciones permite disminuir la concentración de animales, minimizando los problemas sanitarios y consiguiendo una producción más eficiente, más segura y más sana.
Asimismo, la legislación española establece limitaciones en las distancias entre granjas, entre granjas y casco urbano y entre granjas y vías de comunicación, con el fin de prevenir la difusión de enfermedades, si las hubiera, y contribuir a un mejor reparto rural de las granjas de porcino evitando concentraciones innecesarias de granjas en puntos específicos. Una medida, que como en el caso anterior, no deben cumplir los ganaderos de otros países de la UE.
Estos requisitos pretenden asegurar el confort y desplazamiento de los cerdos, así como mantener las condiciones de higiene y limpieza de las instalaciones y proporcionar un ambiente idóneo para los animales, y nuestros ganaderos son los más interesados porque a mayor bienestar de los animales mayor calidad de la producción.