Desde el primer momento en que, hace casi dos meses, se decretara el estado de alarma por la crisis sanitaria del Covid-19, todos los profesionales del sector porcino de capa blanca de España: ganaderos, veterinarios, transportistas y trabajadores de la industria y la distribución fueron muy conscientes de su papel como proveedores de uno de los productos más vinculados a la sociedad y gastronomía española, la carne y los productos del cerdo. El objetivo estaba claro, garantizar el abastecimiento a la población pero cumpliendo con dos premisas fundamentales: proteger la salud de los trabajadores y seguir ofreciendo las máximas garantías de los productos que llegan al mercado.
En el primer aspecto, proteger la salud de los trabajadores: las empresas extremaron sus protocolos de bioseguridad, de por sí, los más exigentes del mundo, y entre otras medidas, reforzaron los métodos de acceso para empleados y proveedores, incrementaron la limpieza y desinfección de instalaciones, maquinarias y zonas comunes, ampliaron el número de turnos para evitar un excesivo número de trabajadores en las instalaciones y reforzaron el número de transportes para garantizar la distribución en todos los puntos de venta de la geografía española.
En el segundo aspecto, solo había que seguir cumpliendo con el sólido compromiso que, desde hace años, mantiene el conjunto del sector porcino con la sociedad, el medio ambiente y el bienestar animal. Un compromiso sobre el que ha construido y sentado las bases de un modelo de producción propio, el más riguroso del mundo en cuanto a estándares de calidad, seguridad alimentaria, protección del medio ambiente y cuidado de los animales, y al que hay que sumar un exigente sistema de trazabilidad que permite seguir todo el proceso de un producto -producción, transformación y distribución- desde la granja a la mesa.
Todo este modelo de producción, único en el mundo, facilita que cada día, también en las situaciones más complicadas, lleguen a nuestros hogares carne y elaborados del porcino de capa blanca, de máxima calidad, seguros, saludables y elaborados bajo el máximo cuidado de los animales y el entorno.
En total más de 300.000 hombres y mujeres del sector porcino han mantenido su compromiso con la sociedad. A todos y cada uno de ellos, desde INTERPORC, nuestro reconocimiento y eterno GRACIAS.