Uno de los objetivos del llamado Pacto Verde contempla una reducción de antibióticos en la ganadería del 50% hasta 2030. El sector porcino está fuertemente concienciado en este objetivo, como no podía ser otra manera.

Estas son algunas de las alternativas al uso de antibióticos

PREBIÓTICOS: son compuestos que modifican la microbiota al ser fermentados por la microflora beneficiosa, disminuyendo el pH intestinal y así reducir la colonización de enterobacterias como E.coli. Sería el caso de los frutoligosacáridos e inulina. Otros como los mananoligosacáridos son capaces de adherirse a bacterias y bloquearlas o las lecitinas que reducen la adherencia bacteriana así reducir su capacidad de dañar la pared intestinal.

PROBIÓTICOS: favorecen la estabilidad de la flora bacteriana que se necesita para prevenir la disbiosis bacteriana y la reducción de la carga patógena por su efecto antimicrobiano.

SIMBIÓTICOS: es la combinación entre agentes prebióticos y probióticos para mejorar la supervivencia y potenciar el proceso de colonización, permitiendo optimizar dosis y beneficios.

ACEITES ESENCIALES: son producidos a partir de la extracción de determinados componentes de las plantas como compuestos fenólicos (p. ej. timol, carvacrol, eugenol), terpenos (extractos de frutas), alcaloides (capsaicina), lecitinas, aldehídos (cinamaldehído), polipéptidos o poliacetilenos. Se ha demostrado en muchos de ellos su acción antimicrobiana y antioxidante.

ACIDOS ORGÁNICOS: Actúan como antibacterianos gracias a su acción penetrante a través de la membrana celular, hinchamiento celular y bloqueo enzimático endocelular. El mecanismo de acción difiere según el tipo de ácido y la fase biológica de la bacteria. Existe sinergismo entre combinaciones distintas de ácidos.