- Lo ha demostrado en la crisis provocada por el COVID “donde todos los profesionales han respondido extremando todas las medidas de higiene y bioseguridad para evitar incidencias”
- Durante su participación en la mesa organizada por TOP GAN, el director de INTERPORC expuso alguno de los grandes retos de futuro del sector: la sostenibilidad, el bienestar animal, el consumo y las crisis sanitarias
Madrid, a 18 de septiembre de 2020.- El sector porcino de capa blanca español “tiene una gran capacidad para adaptarse a los cambios y a los nuevos retos que se le plantean, y así debe seguir siendo para imponerse ante las nuevas exigencias de los mercados tanto nacionales como internacionales”.
Son palabras de Alberto Herranz, director de la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (INTERPORC), durante su intervención, ayer por la tarde, en la III mesa redonda virtual “Los mercados interior y exterior de los sectores del vacuno de carne, pollo de carne y porcino de capa blanca” organizada por ÁGORA TOP GAN, donde puso como ejemplo de esa capacidad de adaptación, el trabajo de los profesionales del porcino en la crisis provocada por el COVID-19.
Herranz expuso que los profesionales del sector porcino “extremaron desde el primer momento todas las medidas de higiene y bioseguridad y se anticiparon en la protección de sus trabajadores para que hubiera las mínimas incidencias”.
No obstante, detalló, “en los últimos años el sector porcino español ha tenido que afrontar otros muchos cambios como la reordenación de sus granjas o la adaptación a las normativas más exigentes en materia de bienestar animal o medio ambiente”. Lo ha hecho “de manera exitosa, pero debemos seguir avanzando para adelantarnos a los retos que se nos presentan”.
Para INTERPORC, estos grandes retos de futuro que debe afrontar el sector pasan por: la sostenibilidad, el bienestar animal, el consumo y las crisis sanitarias.
En cuanto a la sostenibilidad, “aunque el sector está fuertemente comprometido debemos seguir apostando por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentar nuestra eficiencia energética y reducir nuestra huella hídrica”.
En lo que se refiere al bienestar animal, “estamos liderando iniciativas como la certificación ‘Compromiso Bienestar Certificado’ que hemos puesto en común todas las organizaciones interprofesionales de la carne para cumplir con los estándares más exigentes del mundo en bienestar animal”.
Así mismo, Herranz se refirió al consumo de carne, “que en términos generales desciende paulatinamente, pero en el caso de la carne de porcino se ha incrementado hasta un 5,7% en los primeros cinco meses del año condicionado por el impacto del COVID-19”. Esto pone de manifiesto, añadió Herranz, “la trascendencia de estas crisis sanitarias y no solo las de sanidad animal ante las que debemos estar muy pendientes por el impacto que provocan en los mercados”.