El sector porcino español, con más de 80.000 granjas y miles de industrias repartidas por el territorio nacional, y muy especialmente en las zonas rurales tiene una enorme importancia para la economía y el empleo de nuestro país.
Son más de 350.000 puestos de trabajo que evidencian por sí mismos la dimensión de nuestro sector. Pero su trascendencia es aún mayor por la impagable aportación que realiza a la vertebración del territorio y al mantenimiento del patrimonio social y cultural que suponen los miles de pequeños pueblos diseminados a lo largo de nuestra geografía, donde el sector ocupa esa ‘España vaciada’ de la que tanto se habla.
Esa ‘España Vaciada’ abandonada por las distintas administraciones y por otros muchos sectores, pero no por el porcino ni por otros sectores agrícolas y ganaderos. Para nosotros esa es nuestra ‘España habitada’, porque nuestras granjas, mataderos e industrias están de forma preferente en esas zonas, donde siempre hemos estado, y donde queremos seguir estando.
Por poner solo algunos ejemplos en números, el 40% de las granjas e industrias del sector porcino se ubican en municipios de menos de 5.000 habitantes. Asimismo, 3,5 de cada 10 puestos de trabajo directos que genera el sector están en esas localidades menos habitadas.
Por otra parte, cada año el sector realiza en las pequeñas localidades inversiones por un valor superior a los 1.200 millones de euros.
Los datos ponen de manifiesto que la mayor parte del impacto económico y del empleo que genera el sector porcino español se da precisamente en las zonas rurales. Damos vida a esas localidades y somos el motor que hace posible que se mantengan también escuelas abiertas en pequeños pueblos gracias a que hay niños cuyos padres y madres trabajan en una granja, en el departamento de calidad de una industria o en sectores auxiliares que proveen al sector.