El año 2020, a pesar de que pasará a la historia por las fatales consecuencias de la COVID-19, ha resultado ser, en líneas generales, un año muy positivo para el sector porcino de capa blanca español. Los números nos han acompañado un año más, incluso en las exportaciones a pesar de la paralización económica que a nivel mundial ha provocado esta pandemia. Las previsiones apuntan a unas exportaciones superiores a los 2,9 millones de toneladas y los 8.000 millones de euros.
Pero sin duda, y con independencia de los positivos datos, lo más significativo es que en una situación tan adversa el sector porcino de capa blanca español ha podido demostrar su carácter esencial: como proveedor de alimentos seguros y de calidad; como motor de desarrollo de miles de pueblos de nuestra España más rural; y como un sector económico clave en el proceso de recuperación de la economía española.
La solidez del sector porcino nos ha permitido seguir suministrando alimentos de alta calidad y máxima seguridad a los consumidores españoles en unos momentos de especial gravedad y complejidad. Como proveedor de alimentos hemos estado al servicio del país, reforzando nuestro trabajo para contribuir al abastecimiento de carne y elaborados del porcino seguros y de calidad, y por tanto a la salud de los ciudadanos, y hemos mantenido nuestro sólido compromiso con los consumidores, trabajando sin olvidar todo lo que nos demandan: calidad y seguridad alimentaria, medio ambiente y bienestar animal.
En segundo lugar, hemos evitado la paralización de la economía en miles de pueblos de nuestra geografía. Más del 43% de nuestras granjas se sitúan en municipios de menos de 5.000 habitantes y es en esos pueblos donde generamos riqueza y empleo, 3,5 de cada 10 puestos de trabajo directos que genera el sector porcino están en esas localidades menos habitadas, y es en esos pueblos donde creamos infraestructuras y donde realizamos inversiones por un valor superior a los 1.200 millones de euros.
Por último, hemos evidenciado nuestro potencial. Nuestras características nos convierten en un sector prioritario e imprescindible en el proceso de recuperación de la economía de España. Somos un sector dotado de una gran dimensión y una potente y diversificada estructura productiva (más de 80.000 granjas y cerca de 3.000 industrias) con una amplia implantación, pues estamos en buena parte de la geografía nacional.
Asimismo, somos un sector moderno y tecnificado con una cadena alimentaria sectorial equilibrada y suficientemente integrada y con una solvencia económico-financiera, comercial y operativa y un alto grado de internacionalización, así como de competitividad y diversificación en los mercados internacionales, y por tanto absolutamente básico y estratégico en el contexto del sistema alimentario español.
En definitiva, todas estas características garantizan al sector porcino de capa blanca su capacidad de contribuir de forma real a la recuperación económica de nuestro país. Durante 2020 los profesionales del sector porcino han hecho un trabajo sobresaliente y si en esos momentos tan delicados han demostrado su fortaleza y su capacidad de adaptación, sin duda lo seguirán haciendo en los próximos meses, trabajando en mejorar cada día un modelo de producción único en el mundo en seguridad alimentaria, bienestar animal y cuidado del medio ambiente.
Alberto Herranz
Director de INTERPORC