En los últimos años, el sector porcino de capa blanca español ha experimentado una profunda transformación que le ha permitido crecer, de forma sostenible, año a año. También ha sido así en el que acaba de terminar.
En 2020, y a pesar de la crisis mundial provocada por la COVID-19, el sector porcino experimentó importantes crecimientos en sus magnitudes básicas sectoriales: el censo porcino (+3,1%), la producción de carne (+6,7%), el consumo de carne fresca de porcino en hogares (+12,4%), y de elaborados cárnicos en hogares (+8%), y también las exportaciones (+17%) y el grado de autoabastecimiento sectorial (hasta alcanzar el 209%).
Experimentado este crecimiento en 2020, de cara a los próximos meses el comportamiento del sector porcino español volverá a estar condicionado por la evolución e incidencia de muchos de los factores que superó con notable éxito el pasado año.
Sin duda, uno de esos factores determinantes será la evolución de la pandemia, la posibilidad de otros confinamientos, su impacto socioeconómico y la disponibilidad o no de fondos de recuperación de sus consecuencias. En este sentido, el impacto de los planes de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno será primordial de cara a la economía en general y del sector porcino en particular.
Por otra parte, los profesionales del sector porcino tendrán que seguir muy atentos a la evolución de la Peste Porcina Africana (PPA) en Europa y por supuesto en China, a cuyo mercado llegan más de 1,4 millones de toneladas de carne y elaborados del porcino español por un valor superior a los 3.750 millones de euros. donde es importante.
Entre 2018 y 2020, la producción de porcino en China se redujo de manera drástica a causa de la declaración de PPA en 2018 y ello ha exigido un intenso incremento de las importaciones de porcino. Sin embargo, todo indica que a partir de 2021 China iniciará un proceso de rápida recuperación de su producción doméstica de porcino.
Con independencia de la PPA, sobre la mesa también están las posibles consecuencias de los objetivos, políticas y normativas derivados del Pacto Verde Europeo; el comportamiento de los precios de las materias primas para alimentación de ganado; o los efectos del Brexit o de otros posibles nuevos acuerdos y convenios internacionales. Estas últimas, cuestiones coyunturales que se puedan dar entre países pero cuyas consecuencias el sector porcino de capa blanca español palía trabajando en el largo plazo con el objeto de no tener que depender de un solo país.
El sector porcino español cuenta con una gran fortaleza económica y tecnológica y con un alto grado de competitividad y prestigio en los mercados internacionales; lo que sin duda facilita su capacidad de adaptación para defender y mantener atractivos objetivos de crecimiento y rentabilidad, así como su posicionamiento en el mercado mundial del porcino.