El sector porcino español, con más de 80.000 granjas y 2.600 industrias repartidas por el territorio nacional, es un ejemplo de vertebración del territorio y de generación de oportunidades en miles de municipios de nuestra España más rural. Esa que se conoce como la ‘España vaciada’ pero, que evidentemente no abandona el sector porcino, como demuestra el hecho de que más del 43% de nuestras granjas y el 45% de nuestras industrias se sitúen en municipios de menos de 5.000 habitantes.
Nuestras granjas, mataderos e industrias están de forma preferente en esa ‘España vaciada’ donde siempre hemos estado, y donde, a pesar de las dificultades, siempre seguiremos estando. Es en esa España menos habitada donde generamos riqueza y empleo.
3,5 de cada 10 puestos de trabajo directos del sector porcino están en esas pequeñas localidades de menos de 5.000 habitantes. A estos hay que sumar los indirectos, lo que supone que cientos de miles de hombres y mujeres, también jóvenes tengan perspectivas de futuro en sus pueblos de origen.
El sector porcino ofrece un futuro laboral de calidad y estable a miles de jóvenes en las zonas menos pobladas. Jóvenes que, a su vez, gracias a su preparación y entusiasmo siguen haciendo crecer a nuestro sector.
Por un lado, el empleo que genera porcino requiere de atenciones todo el año, lo que implica una mayor estabilidad, oportunidades de crecimiento laboral y buenas expectativas de futuro. Alicientes que permiten no solo retener a los jóvenes más preparados sino atraer a otros muchos que encuentran salidas profesionales de calidad gracias a la actividad porcina.
En cuanto a la calidad, la cadena de valor del porcino español requiere de profesionales especializados en cada área que sean capaces de adaptarse a su continua innovación. Se trata de un sector moderno, tecnificado y altamente profesionalizado que atrae talento humano en todas las áreas, desde las productivas -veterinarios, ganaderos cualificados, controladores de procesos, etc.- hasta las industriales -departamentos de calidad, marketing, ventas, internacional o administración-, pasando por el transporte y la distribución.
Por otra parte, cada año el sector realiza inversiones por un valor superior a los 1.200 millones de euros en esas localidades menos habitadas. Por tanto, la mayor parte del impacto económico y del empleo que genera el sector porcino español se da precisamente en la ‘España vaciada’ en la que se asienta contribuyendo de forma determinante a su desarrollo socioeconómico.
Damos vida a estas zonas, somos el motor que hace posible que se mantengan también escuelas abiertas en pequeños pueblos gracias a que hay niños cuyos padres y madres trabajan en una granja, en el departamento de calidad de una industria o en sectores auxiliares que proveen al sector.
El sector porcino es, sin duda, una punta de lanza contra la despoblación y estamos muy orgullosos de dotar de vida a esa ‘España vaciada’ por la que otros tanto empiezan a preocuparse ahora. Nosotros estamos y estaremos ahí, habitando esa otra España, cuidando del territorio y captando talento en zonas despobladas para seguir siendo un sector puntero y estratégico para nuestro país.