La Peste Porcina Africana (PPA) es una enfermedad totalmente inofensiva para el ser humano, pero de consecuencias económicas catastróficas para el sector porcino, de ahí que desde su reaparición en Europa en el año 2014 y muy especialmente a raíz de las últimas detecciones en países como Bélgica y Alemania, más cercanos en distancia y en relaciones comerciales con España, el sector esté especialmente atento a la evolución de la enfermedad.

Desde el primer caso confirmado, la Unión Europea ha ido implementando una política de regionalización en las zonas afectadas por la enfermedad, que se han visto sometidas a diferentes medidas enfocadas a impedir su expansión y que se han ido endureciendo a lo largo del tiempo para adaptarse a la situación evolutiva de la enfermedad.

Extremar las precauciones es absolutamente necesario, y en España, donde luchamos contra la enfermedad durante más de 30 años, nos hemos convertido en el paradigma de su erradicación y somos requeridos como asesores por otros países de todo el mundo para llevar nuestra experiencia y conocimientos.

Los profesionales del sector porcino están profundamente concienciados y llevan años trabajando con una enorme responsabilidad en las mayores medidas de bioseguridad y extremando al máximo la precaución en todos los aspectos relevantes para prevenir la entrada, no solo de la PPA, sino también de otras muchas enfermedades.

Esta labor se ha reforzado aún más a raíz de los últimos brotes de peste porcina africana detectados en Alemania, especialmente en aspectos clave como las medidas de bioseguridad en granja, las condiciones de limpieza y desinfección de los vehículos de transporte de animales, la vigilancia y cuarentena de animales vivos importados y conocimiento de su origen, y los controles en productos cárnicos porcinos procedentes de países de riesgo.

Además, desde la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (INTERPORC) estamos recomendando a todos los profesionales solicitar en origen pruebas PCR, el muestreo a la llegada del 100% de las partidas y la desinfección de todos los vehículos en centros autorizados cumpliendo los protocolos estrictos de limpieza y desinfección y utilizando desinfectantes eficaces y autorizados para combatir este tipo de virus. El refuerzo de todas estas medidas de bioseguridad es importante para minimizar cualquier riesgo.

Por otra parte, si se sacrifican animales nacidos/criados en otros países, debe existir una segregación escrupulosa con todas las garantías, cumplir estrictamente los requisitos de origen y trazabilidad de los mercados exteriores e informar a la autoridad competente de las recepciones de partidas de otros países y el número de animales para que los veterinarios oficiales hagan las comprobaciones oportunas, y asegurar que no se desvía a través de nuestro país carne procedente de otros países.

España cuenta con unos rigurosos planes de vigilancia sanitaria y bioseguridad, que son la base principal para mantener al país libre de enfermedades, garantizar la seguridad alimentaria y mantener una política exportadora pujante ascendente.

Nuestras mayores garantías son la profesionalidad de los ganaderos y veterinarios así como nuestro riguroso modelo de bioseguridad y sanidad animal, que nos han convertido en un referente internacional.

Con todo, desde INTERPORC venimos desarrollando numerosas campañas de concienciación, dirigidas tanto a los ciudadanos -que con un simple gesto como no dar de comer a jabalíes en espacios naturales, merenderos o cuando se acercan a núcleos urbanos, ya están contribuyendo a evitar riesgos-, como a los profesionales del sector porcino, con el objeto de impedir que bajen la guardia y que cada agente cumpla rigurosamente con todos los protocolos y precauciones sanitarias.