Dentro del grupo de las proteínas magras, los cortes de cerdo con un bajo porcentaje graso como el lomo o el solomillo, destacan por su aporte de proteínas de calidad, que contribuyen al mantenimiento y crecimiento de la masa muscular y el desarrollo normal de los huesos, pero también contienen muchos otros nutrientes de gran interés para nuestro organismos.

La pirámide de la alimentación saludable guía a la población a la hora de planificar su alimentación y ayudan a saber a qué familia o grupo de alimentos pertenece un alimento en concreto y cuál es la frecuencia de consumo recomendada. Así, se establece una división básica en cereales, vegetales (hortalizas, verduras y frutas), carnes magras y grasas, pescados, legumbres, lácteos, etc., incorporando también recomendaciones sobre hidratación y hábitos saludables. Dentro del grupo de las proteínas magras, los cortes de cerdo con un bajo porcentaje graso como el lomo o el solomillo, destacan por su aporte de proteínas de calidad, que contribuyen al mantenimiento y crecimiento de la masa muscular y el desarrollo normal de los huesos, pero también contienen muchos otros nutrientes de gran interés para nuestro organismo, ¿Los conoces?

Declaraciones nutricionales de la carne de cerdo de capa blanca

Analicemos la composición de un corte magro del cerdo como es el lomo. En 100 gramos, tan sólo el 20 % son proteínas, mientras que casi el 78 % es agua, dejando un 2,65 % a las grasas, cuyo perfil lipídico de calidad con un contenido de ácidos grasos principalmente monoinsaturados, la hace adecuada para ser incluida en una dieta cardiosaludable. La composición restante consiste en una amplia variedad de nutrientes que son igualmente importantes. De esta forma, se puede encontrar en estos cortes del cerdo minerales como el zinc o el hierro y también vitaminas del grupo B como la B6 o B12 entre otras, que contribuyen al correcto desarrollo de funciones esenciales para nuestro organismo:

  • Zinc, que contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo.
  • Hierro, para el desarrollo cognitivo normal de los niños.
  • Vitamina B1, que contribuye al funcionamiento normal del corazón.
  • Vitamina B3, que ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga.
  • Vitaminas B6 y B12, para el funcionamiento normal del sistema inmunitario.

En cuanto a la frecuencia de consumo, las autoridades sanitarias y las sociedades científicas recomiendan un consumo de carnes magras, como la de cerdo de capa blanca, de 3 – 4 raciones (100 – 125 g) a la semana y de proteínas magras de 1 a 3 veces al día alternando entre las distintas fuentes animales y vegetales. Por otro lado, se recomienda moderar el consumo de derivados cárnicos con un alto porcentaje graso y elegir aquellos como el jamón cocido o serrano, en los que la grasa superficial es fácilmente eliminable.

Y recuerda…unos hábitos de vida saludables se fundamentan en una alimentación variada y equilibrada junto a la práctica de ejercicio físico regular en función de las posibilidades y gustos de cada uno.