La carne de cerdo de capa blanca “es una auténtica joya alimentaria gracias a sus numerosas bondades nutricionales, su contenido en proteínas de calidad -entre un 16 y un 20%- vitaminas, minerales y su perfil lipídico en grasas, que se asemeja al que necesita nuestro organismo”, según palabras del catedrático de Nutrición Deportiva y responsable de la Unidad de Nutrición, Metabolismo y Composición Corporal de la Real Federación Española de Fútbol, Antonio Escribano.
Para Escribano, introducir la carne de cerdo de capa blanca en la alimentación es “absolutamente imprescindible porque necesitamos esas proteínas buenas que solo contienen productos como la carne, el pescado o los frutos secos”.
En este sentido, ha resaltado que la carne “debe consumirse entre 4 a 5 veces por semana y no debemos dejarnos llevar por tendencias, que incluso con buena voluntad, pretenden eliminar este producto de nuestra alimentación, lo que está fuera de toda lógica”.
La carne de cerdo también es ideal para una dieta equilibrada. Los cortes magros de la carne de cerdo presentan un bajo aporte calórico, 104 kcal por cada 100 gramos de lomo de cerdo, proteínas de alto valor biológico, y un moderado aporte graso en el que priman los ácidos grasos insaturados. Además, contiene zinc, fósforo o potasio como minerales más destacados, y se caracteriza por su contenido en vitaminas del grupo B como la B1, B3, B6 y B12.