La ganadería en general, y el sector porcino en particular, son actividades íntimamente ligadas al territorio y a los miles de pueblos de nuestra España más rural. En concreto, más del 40% de las granjas de porcino de nuestro país se encuentran en poblaciones de menos de 5.000 habitantes, y eso significa que decenas de miles de granjas de porcino están creando empleo en pequeños pueblos, generando riqueza y desarrollando infraestructuras.

Si a eso le añadimos que también una parte importante de nuestras industrias -el 45%- están en esas pequeñas localidades, sería cuanto menos grotesco negar que el porcino de capa blanca es vital para el desarrollo del medio rural.

De hecho, es muy difícil encontrar e implementar iniciativas viables y realistas que generen un impacto económico en el medio rural como la del porcino, que da empleo -de forma directa, indirecta e inducida- a 423.425 hombres y mujeres y, por tanto, mantiene a cientos de miles de familias en esos pueblos. Una presencia que es vital para evitar la despoblación.

Muchas de las oportunidades que genera el porcino en el medio rural serían inviables sin su presencia, como sería también inviable satisfacer la demanda de carne y sus elaborados a la población, ya que en nuestro país el sector porcino aporta a los consumidores cerca del 19% de toda la proteína de origen animal que ingieren.

La extraordinaria contribución del porcino a la alimentación y nutrición de los españoles también es innegable. Ofrecemos productos sanos y de calidad, y para que eso sea posible es imprescindible y forma parte intrínseca de nuestro modelo de producción la especial atención y cuidado de nuestros animales. Por ello, en el sector porcino español llevamos años aplicando la normativa comunitaria más exigente del mundo para la protección de los cerdos, conocedores de que, a mayor calidad de vida de nuestros animales, mejor calidad ofreceremos a nuestros consumidores.

Cuidamos a nuestros animales como también preservamos el territorio y protegemos el entorno. La actividad del sector porcino de capa blanca español es, por tanto, absolutamente sostenible desde el punto de vista medioambiental, pero también es sostenible económica y socialmente para los miles de pueblos en los que está presente y que estaría abocados a su desaparición sin granjas e industrias que los mantengan.

Los profesionales del sector porcino español somos defensores del medio rural, porque es donde desarrollamos nuestro trabajo, donde vivimos y donde criamos a nuestros hijos, para que el día de mañana no tengan que abandonar los pueblos que les vieron crecer si desean permanecer en ellos.

Aspiramos a seguir trabajando y a seguir viviendo en nuestros pueblos, ya que el abandono de la actividad ganadera y de la industria cárnica traería gravísimas consecuencias económicas, sociales y medioambientes: desertización, incendios, destrucción del suelo, desaparición de cultivos, destrucción del patrimonio natural, sobrepoblación de las grandes ciudades y un sinfín de problemas que evitan nuestros ganaderos y trabajadores.