El sector porcino español no sería el que es, un líder nacional e internacional, sin lo mucho que aportan las mujeres con su trabajo.

Un reconocimiento justo aunque nunca suficiente, ya que las cifras de empleo femenino en el sector porcino están muy por encima de la media de otros muchos sectores. En efecto, el 42% del empleo que genera el porcino está ocupado por mujeres.

Son más de 65.000 profesionales que, además, se distribuyen de un modo homogéneo a lo largo de toda la cadena de valor: El 39% del empleo en el sector primario del porcino son mujeres (31.450); que también ocupan el 46% de los puestos de trabajo en cooperativas y empresas integradoras (2.620); y el 47,5% del empleo en las empresas transformadoras (30.926).

Hablamos de mujeres que están presentes en todos los niveles de la cadena de producción. Ganaderas, directivas, veterinarias, administrativas, ingenieras agrónomas, comerciales, etc. Todas ellas magníficas profesionales que son fundamentales para el desarrollo que ha tenido el sector porcino en los últimos años.

Una industria que salió de los años 80 dispuesta a modernizarse y crecer, y que ahora es la segunda exportadora del mundo. Que se ha convertido en una referencia mundial en bienestar animal. Que ha interiorizado la sostenibilidad en su labor diaria, y no solo en lo que respecta al medio ambiente, sino también sostenibilidad en lo económico y en lo social.

Todos esos logros no hubieran llegado sin el talento, la profesionalidad y el trabajo de esas 65.000 mujeres.

Mujeres que, aunque es verdad que su protagonismo ha ido creciendo en las empresas, en realidad siempre han estado ahí y aunque no se reconociera su trabajo, son una parte más del mundo laboral en el entorno rural.

Como dato destacado en este sentido, no conviene olvidar que, en la denominada España vaciada, ese entorno en el que es tan importante la creación de empleo que permita la supervivencia de muchos pueblos, hay 30.000 mujeres trabajando en granjas, industrias y servicios del sector porcino.

Todas ellas contribuyen a esa labor social de generar riqueza y fijar población que permite mantener los servicios que necesitan muchos pueblos.

En definitiva, que la mujer tiene un día internacional, pero en el sector porcino todos son los días de la mujer. De la mujer que madruga cada día para alimentar a sus animales; de la que trabaja en una industria transformadora como ejecutiva o como operaria; de la que, como veterinaria, garantiza el bienestar de los animales… de todas.

El sector porcino no puede estar más que agradecido por su labor y su buen hacer, y, sobre todo, porque cada vez sean más las que se unan a esta gran familia del porcino de capa blanca español.