• Se trata de la menor tasa del sistema alimentario, según destaca INTERPORC en el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos
  • No desperdiciar alimentos redunda en la mejora medioambiental, una de las prioridades del sector porcino de capa blanca español

Madrid, 29 de septiembre de 2022.- La carne de porcino fresca y congelada apenas supone el 0,65% de la cuota de desperdicio de alimentos en los hogares españoles. Eso la convierte en la línea de productos con menor proporción de desperdicios del sistema alimentario español, según los datos del Ministerio de Agricultura elaborados por la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (INTERPORC).

Así lo destaca INTERPORC con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, que se celebra hoy, y que pone de manifiesto que la carne y elaborados del porcino se encuentran entre las líneas de productos con menor proporción de desperdicio en los hogares españoles. A ello contribuye principalmente su versatilidad y rapidez de preparación, que permite su utilización y aprovechamiento en múltiples recetas.

Luchar contra el desperdicio alimentario implica ayudar a la economía de las familias y a la lucha contra el cambio climático al evitar la emisión de GEIs. En este sentido, desde INTERPORC fomentamos la lucha contra el desperdicio de alimentos desarrollando políticas de consumo eficiente y difundiendo recetas que permiten el aprovechamiento de restos de productos en otras preparaciones que resulten igual de apetitosas y saludables.

El sector porcino ya ha puesto en marcha y desarrollado numerosas iniciativas y actuaciones enfocadas a la mejora medioambiental de sus actividades en producción, transformación industrial y comercialización; y fruto de ello ha sido la fuerte reducción de sus impactos contaminantes en los últimos años.

De hecho, pocos sectores agroalimentarios despliegan tantos esfuerzos y han logrado tantos avances en la defensa del medio ambiente como el sector porcino español, que reduce año a año sus emisiones GEI y su consumo de agua. Todo ello gracias a la incorporación de innovaciones y mejoras continuas en la actividad de todos los operadores de la cadena alimentaria sectorial, así como el escaso desperdicio que se produce de sus productos.