La carne de cerdo de capa blanca es una carne rica y saludable gracias a sus beneficiosas características nutricionales. Los principales componentes de la carne de cerdo de capa blanca son: agua (60-80 %), proteína (16-25 %) y grasa (1-30 %), cuyas proporciones pueden ser muy variables dependiendo de la raza de la que proceda, edad, sexo, alimentación y zona anatómica del animal.

En cuanto a minerales y vitaminas, contiene hierro y zinc de alta biodisponibilidad, tiamina, niacina y vitaminas B6 y B12. Además contiene cantidades útiles de cobre, magnesio, selenio, cobalto y fosforo.

De todos los nutrientes de la carne, las proteínas ocupan un lugar preferente. Su porcentaje en las carnes resulta superior al de otros muchos alimentos, especialmente los de origen vegetal. El contenido en aminoácidos esenciales de la proteína de la carne le proporciona un elevado valor biológico, con una digestibilidad muy aceptable.

La grasa es el nutriente aportado por la carne en el que se observan mayores fluctuaciones, no solo de unas especies animales a otras, sino también según la región de la canal dentro de una misma especie. Estas fluctuaciones pueden tener relación no solo con la cantidad de grasa, sino también con la calidad de la misma. La carne de cerdo presenta en su grasa corporal un elevado grado de insaturación que, a su vez, dependerá del tipo de alimentación que reciba el animal.

La importancia nutricional de la carne como portadora de vitaminas se basa principalmente en los contenidos en vitaminas del grupo B (tiamina, riboflavina, niacina y acido pantoténico). Los contenidos en vitaminas del grupo B presentan ciertas diferencias entre las distintas especies animales. Por ejemplo, la carne de cerdo posee diez veces más tiamina que las carnes de vaca y cordero. Por otro lado, la carne puede proporcionar casi el 69 % del aporte de vitamina B12 y hasta el 96 % de la B6. También pueden aportar el 20 % de folato. Además, la carne y las vísceras son fuentes destacadas de vitaminas liposolubles. Así, el hígado es la principal fuente dietética de vitamina A, aunque también abunda en el tejido adiposo.

En cuanto a los minerales, la carne contiene muchos de los necesarios para el organismo humano, entre los que destacan el hierro, el fósforo y el zinc. La carne aporta cerca del 50 % de este último mineral a una dieta normal. Además, los citratos y glutamatos utilizados como ingredientes en algunas carnes procesadas pueden aumentar la absorción de zinc.