Con el paso del tiempo, no solo vamos cumpliendo más años sino que también nos enfrentamos a  una mayor vulnerabilidad tanto  a nivel físico como a nivel fisiológico. Ello se debe en gran parte a la cantidad de factores inherentes al proceso de envejecimiento tales como la disminución de la masa muscular o sarcopenia, el aumento de la frecuencia de enfermedades, la falta de apetito, los problemas de masticación o la disminución de la actividad física.

Las personas mayores constituyen así,  un grupo de riesgo susceptible a sufrir de malnutrición por desnutrición. La desnutrición favorece el desarrollo de infecciones, úlceras por presión, caídas, etc. La presencia de determinadas enfermedades como las demencias, la enfermedad de Parkinson e infecciones, favorece el desarrollo de la desnutrición proteico-calórica, debido a diferentes mecanismos como la pérdida de apetito, el mayor consumo energético y el hipercatabolismo que se genera en las mismas.

Entre los nutrientes más  demandados por el organismo en esta etapa de la vida, se encuentran las proteínas. Éstas  constituyen uno de los grandes grupos de macronutrientes esenciales para el mantenimiento de la salud y se componen de unidades más pequeñas conocidas como aminoácidos las cuales determinan su  calidad.

La recomendación vigente, según FAO/OMS y otras publicaciones, sobre el consumo recomendado de proteínas, hasta el momento, es de 0.8g/Kg de peso/día; en adultos. Sin embargo, en mayores de 70 años se propone unos requerimientos más elevados: al menos de 1,0 a 1,2 g/kg al día para personas mayores sanas y de 1,2 a 1,5 g /kg al día para pacientes geriátricos con enfermedades agudas y crónicas. Este aumento es debido, en parte, a un intento de adecuar la dieta a los cambios en la composición corporal del adulto mayor.

Las proteínas pueden proceder tanto de los vegetales como de los productos de origen animal. En este sentido, las proteínas animales se conocen por poseer un mayor valor biológico gracias a su composición rica en aminoácidos esenciales; las proteínas de origen vegetal carecen, casi siempre, de aminoácidos esenciales, por ejemplo los cereales son deficitarios en lisina y las legumbres en metionina y cistina. Debido a estos aspectos el aporte proteico se efectuará con alimentos ricos en proteínas animales (carne, pescados, aves, huevos y leche), por su aporte de aminoácidos esenciales, junto a alimentos con proteínas vegetales (legumbres, patatas, pan, pasta, arroz, cereales y los frutos secos), guardando un equilibrio entre proteínas animales y vegetales de al menos 60/40%.

Tabla 1. Recomendaciones del consumo de alimentos proteicos en el adulto mayor

La carne magra es una buena fuente de proteínas, por ello las recomendaciones de su consumo oscilan entre las 4-5 raciones a la semana, dentro las cuales destaca la carne de cerdo. Ésta es considerada una gran aliada de la dieta equilibrada y especialmente adecuada para las personas de edad avanzada, ya que no solo proporciona una cantidad considerable de proteínas de calidad, sino que su bajo aporte de grasa permite llevar un control apropiado del peso corporal. Además, contiene minerales como hierro, selenio y zinc y vitaminas del grupo B, especialmente la B12.

La carne de cerdo de capa blanca, es un alimento de gran calidad nutricional de gran interés para incluir de 2-3 veces por semana en el contexto de una dieta variada y equilibrada. Además, su gran versatilidad gastronómica, permite multitud de cocinados sencillos, de fácil masticación y digestión, lo que le convierte en una carne adaptarse a todos los gustos, incluso aquellos más selectivos como son los de las personas de más edad.

No debemos olvidarnos de la numerosidad de categorías que este producto ofrece las cuales dependen de la parte de cerdo por la que optemos.  A esto le acompaña la gran versatilidad gastronómica que ofrecen, permitiendo así diferentes variedades de cocinado  adaptables al gusto y la textura deseada por el consumidor. Adaptar una dieta de fácil masticación en caso de padecer dificultades deglutorias y/o masticatorias, frecuentes en el adulto mayor, resulta de importancia e interés para garantizar la ingesta de las recomendaciones a base de proteínas de alta calidad.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Síndrome de fragilidad y estado nutricional: valoración, prevención y tratamiento. Zugasti Murillo A., Casas Herrero Á. Nutr Hosp 2019;36(N.º Extra 2):26-37 DOI: http://dx.doi.org/10.20960/nh.02678
  2. Evaluación de la calidad de las proteínas de la dieta en nutrición humana. Consulta de expertos. Publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT). Granada, España 2017
  3. ¿Tienen que comer carne las personas mayores? https://interporc.com/2019/05/28/consumo-carne-personas-mayores?cat=actualidad/noticias-actualidad