España es el cuarto productor de carne porcina a nivel mundial y el segundo a nivel comunitario. Esto se debe a la gran calidad de nuestros productos y a la fuerte inversión del sector en investigación para la implantación de nuevas tecnologías especializadas, y la optimización de los métodos de producción.
El sector porcino es un importante motor de la economía española, concentrando el 14 % del PIB de la industria. Se estima que este sector genera más de dos millones y medio de empleos y cerca de 200.000 trabajos directos. Además, las exportaciones de porcino no han dejado de crecer en los últimos años, alcanzando más de un millón de toneladas de productos de alta calidad en casi la totalidad de los mercados existentes.
En España, el consumo de carne ha experimentado un importante aumento desde la década de los 60, influenciado por las significativas trasformaciones económicas, demográficas y socioculturales, que han implicado considerables modificaciones en la estructura de la dieta y del consumo alimentario en España.
En este sentido, la dieta actual de los españoles, acorde con el patrón mediterráneo, está basada en un alto consumo de alimentos de origen vegetal y un consumo moderado de lácteos, carnes y pescados, que garantizan el aporte de aquellos nutrientes que solo se encuentran en los alimentos de origen animal. Además, una de las principales características de nuestra gastronomía es la gran variedad de productos que la compone, entre los que la carne de cerdo aparece entre los 20 alimentos más consumidos.
Según datos del Panel de Consumo Alimentario en España en el año 2016, la carne supuso un 20,95 % del gasto total de los españoles en alimentación, con un consumo per cápita de 50,13 kg. Siendo el consumo de carne de cerdo fresca de 10,68 kg, lo que se traduce en unos 200 gramos de carne a la semana, es decir, 1,6 raciones semanales (la ración recomendada de carne se estima en 125 gramos).
Asimismo, los derivados cárnicos como el jamón o paleta curada, el lomo o el chorizo, entre otros, son alimentos tradicionales muy consumidos en España, siendo una enseña clave de la riqueza gastronómica de nuestro país.
Por último, destacar que la carne de cerdo y los derivados cárnicos, son alimentos con una percepción saludable por parte de los consumidores, cuyas características nutricionales y gastronómicas los incluyen en el contexto de una alimentación variada y equilibrada.