La carne de cerdo de capa blanca tiene unas cualidades nutricionales que hacen de ella un alimento muy adecuado para incluir en la alimentación en diferentes situaciones fisiológicas y patológicas a lo largo de la vida. Si a esto le añadimos su rico sabor, fácil digestibilidad y versatilidad de preparación, podemos afirmar que esta carne tiene una gran cabida en una alimentación y estilo de vida saludables.

Principales patologías en las que se ajusta la inclusión de carne de cerdo de capa blanca en la alimentación:

Anemia ferropénica

En la mujer, la menstruación y el período de embarazo pueden provocar deficiencia de hierro y anemia como consecuencia de esta, sobre todo en mujeres deportistas. Por ello, es recomendable consumir alimentos con alto contenido en hierro de alta biodisponibilidad como la carne de cerdo de capa blanca.

Obesidad

La carne de cerdo de capa blanca es un alimento con un perfil lipídico de calidad, ya que dos tercios están compuesto por grasa insaturada. Además, en los cortes magros como el lomo o el solomillo, el contenido en grasa es poco más del 2 % y tiene un bajo contenido de grasas saturadas.

En línea con las recomendaciones de consumo, la carne magra de cerdo tiene un bajo porcentaje graso, con una buena proporción de ácidos grasos monoinsaturados y ácidos grasos poliinsaturados que componen un perfil lipídico de calidad, ya que un menor consumo de grasas saturadas contribuye a mantener niveles normales de colesterol sanguíneo.

Diabetes tipo 2

La base para prevenir esta patología es mantener un peso corporal adecuado mediante la combinación de actividad física regular y una alimentación adecuada, en la que la inclusión de la carne de cerdo de capa blanca tiene mucho que aportar.

Por su parte, los cortes magros son una fuente de proteínas de calidad con un bajo porcentaje graso y una gran versatilidad gastronómica, que permite cocinados sencillos como la plancha, asados o hervidos que no necesitan apenas grasas de adición. Por ello, encaja a la perfección en la alimentación de las personas con diabetes.

Por otro lado, existen algunas situaciones que requieren un mayor aporte de determinados nutrientes:

Deporte

La práctica de ejercicio conlleva un cierto desgaste muscular, por lo que un aporte adecuado de proteínas, que contribuyen al mantenimiento y desarrollo de la masa muscular, adquiere especial relevancia. En este sentido, la carne de cerdo es una excelente fuente de proteínas de calidad, así como de vitaminas del grupo B, como la B6, que contribuye al normal metabolismo de las proteínas y también del glucógeno.

Embarazo y lactancia

Una alimentación adecuada en esta etapa es de vital importancia para el correcto crecimiento y desarrollo del bebé, así como para favorecer el mantenimiento de la salud de la madre. Por ello, la carne de cerdo es un buen alimento para incluir en la alimentación de las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ya que contribuye al aporte de las necesidades de proteínas, que aumentan en estas etapas entre 12 y 25 gramos en relación con las de la mujer adulta.

Además de su interesante perfil nutricional, la carne de cerdo de capa blanca es un alimento de gran versatilidad gastronómica. Por todo ello, la carne de cerdo es una opción muy acertada dentro de una alimentación variada y equilibrada para todos los gustos y etapas de la vida en el contexto de un estilo de vida saludable.